El interrogatorio a Salvador Santos demuestra mala praxis policial en el caso de Lara. Elena se enfrenta a Rentero lo cual le trae graves consecuencias. Zárate investiga a Jáuregui, el abogado de Vistas, sobre incoherencias en su estrategia durante el juicio. Un registro en la celda de Vistas pone al descubierto una extraña correspondencia relacionada con el ritual practicado en los asesinatos de las hermanas. Chesca y Orduño siguen las pistas y les llevan a un peligroso evento clandestino. Elena interroga a Salvador y éste asume que manipuló una prueba para incriminar a Miguel, convenido de su culpabilidad y siguiendo las órdenes del comisario Rentero. La inspectora decide que pase la noche en calabozos, a pesar de su edad y de su Alzheimer. En el tanatorio, El Capi consuela a Candela mientras Sonia, destrozada, observa la escena. La inspectora recibe la visita inesperada del Comisario Rentero que le exige su placa y su arma hasta nueva orden. Ernesto Lussón, el vigilante al que Elena siguió y maltrató, creyendo que se había llevado a su hijo, le ha denunciado, pero la inspectora comprende sus intenciones y se lo reprocha. En la BAC, recoge sus cosas y pide a Orduño que lo acorrale con el video del interrogatorio de Salvador en el que éste le implica. En la cárcel, los funcionarios registran la celda de Miguel y le requisan su correspondencia. Masegosa, su abogado, intenta averiguar si el material requisado le compromete, pero éste le asegura que son cartas de un ex compañero de celda, obsesionado con la religión y al que nunca ha contestado. Rentero presiona a Salvador que esta un tanto desorientado, pero el jubilado le acaba recordando que la orden fue suya. Orduño presenta el video de Salvador al comisario, pero éste le entregas las cartas requisada a Miguel y le ordena que se centre en ellas. Miguel ha perdido el respeto en la cárcel, Chano y otros presos aprovechan para golpearle. En la BAC revisan las cartas de Camilo Cardona, un condenado por tráfico de drogas que compartió celda con Miguel durante dos años y Buendía les explica que, por su contenido, este expreso cultiva el mitraísmo, una antigua religión ya desaparecida. Chesca y Orduño deciden visitarlo, merodean su casa, pero acaban siguiendo la pista que les da un tipo y llegan hasta una nave donde se celebran peleas de perros y Cardona se ocupa de la recaudación de las apuestas. Le faltan dos dedos y por sus maneras, dista mucho de ser un religiosos sectario. Los agentes de la BAC son descubiertos y se ven forzados a sacar su arma y salir a escape. Elena, alejada del caso, decide visitar a su exmarido, Abel, que ha rehecho su vida con otra mujer y se ha mudado al campo. La inspectora le reprocha su actitud, no entiende como puede salir adelante después de la tragedia, pero Abel con mucho tacto le explica lo que él hizo para despedirse de su hijo y le muestra la única foto que guardó; la del bebe en brazos de Elena, el resto lo quemó. Orduño llama a la inspectora para contarle las últimas novedades y en la BAC, Elena detecta en las cartas de Cardona que su firma coincide con la disposición piramidal de las incisiones que encontraron en la cabeza de Susana. Chesca, Orduño y Elena deciden entrar en la casa de Cardona y allí se encuentran con todo tipo de reliquias y pinturas relacionadas con el mitraísmo. Zárate, asqueado del caso y revuelto por la detención de Salvador, decide visitar a Jauregui y allí descubre algo muy revelador, aunque puede salirle muy caro. Avisa a la BAC para que acudan de inmediato.
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